Cap 5
–Boster, ¿Cómo es el asunto con las mujeres de Merdex?, ¿son iguales?–
–Absolutamente Rubén – respondió Boster
–Se ve que están muy avanzados, aquí en la Tierra todavía no se llegó a eso en todas partes, hay diferencias con los hombres– acotó Rubén –
–No me entendiste– aclaró Boster –son iguales entre ellas, están todas cortadas por la misma tijera, ¿o creés que nos volvimos locos?–
–Hace muchos años, según cuentan los jovatos (viejos de Merdex), parece que se les había dado por ese lado y nunca falta un gil (idiota de Merdex) que les dio bola
Pasó lo que tenía que pasar, cuando obtuvieron lo que querían y comenzaron a enloquecer la vida del planeta, empezaron con que eso no era lo que ellas realmente esperaban, ¡¡que querían que las traten diferentes, que trabajaban demasiado, que se acabaron los románticos!!, que no se podían ocupar de los hijos y no se cuantas cosas de esas por el estilo.
Sumado a eso que ya ni los poligriyos (hombre de Merdex, de pocos recursos) querían ser abotonados (casados de Merdex)
Así que poco a poco se volvió todo atrás y ellas volvieron a su vieja y querida infelicidad ; lo que no volvió más es que los hombres se quisieran casar
Tan grave resultó esto, que sacaron una ley obligando a los hombres a casarse
Y aquí me tenés, cargando el fardo…..esperando a que un gil (idiota de Merdex) se la lleve.
Pero hasta el más guapo arruga cuando hay que meter el gancho (firma de Merdex).
Ellas suelen soñar con conseguir un bacán (sindicalista de Merdex)–.
Boster seguía filosofando mientras contemplaba el cielo desde las ventanas de la nave que estaba ubicada en medio de la plaza.
Nadie les prestaba atención
Entre los dos le habían colocado un cartel afuera que decía: ¨Se reciben donaciones para los pobres de espíritu¨.
–Como ves Rubén, los avances tecnológicos no hacen la felicidad de las mujeres ; cuanto mas tiempo libre tienen, peor se sienten–
Rubén lo contemplaba pensativo recordando a su amigo J.J. Vergatiesa ; hubiera sido realmente muy interesante una charla entre los tres
Volvió a mirar a la jermu de Boster, que se estaba acomodando los pechos que se le desbordaban del sostén, mientras le sonreía con cierta picardía y corrigió su pensamiento.
Mejor que charlaran Boster y J.J. Vergatiesa ; el tenía otras cosas en que pensar.
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♣ Rubén Ardosain ♣
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